viernes, 20 de febrero de 2015

UNAS ALAS PARA EL ALMA.


Hoy el sol navega indolente sobre las sierras y los hombres. El cielo azul cartulina protege su atrevimiento y anima a soñar a los corazones encogidos por el invierno, un invierno duro con las sierras y con los hombres.
Mi alma se estira a la espera de unas alas que aún no ha conseguido, las necesita para volar y perderse en la neblina de los deseos, de lo contrario busca aromas en vientos pasados. Introspección poco recomendable, aunque sea un modo de conocer y de existir.
Un día como éste puede socavar los sueños, el sol como techo y el frío en abrazo mortal no es el mejor de los ambientes para pensar, ni siquiera para ahondar en sentimientos y hacer el esfuerzo de mantenerse alegre. Sentimientos y felicidad no es siempre el binomio perfecto, de hecho los primeros se vuelven grises en cuanto el tiempo los agita, la presencia inesperada, el recuerdo materializado en el presente..., ahoga la fragilidad de la alegría. Débil alma es la que se permite la mirada al pozo negro del ayer reciente y lo rescata. Pero lo hago.Se hace pensando, excavando los túneles del tiempo y extrayendo sensaciones que hoy no tienen valor en el mercado del sentimiento, la balanza se inclinó del lado contrario y el peso se llevó mi corazón. Tampoco él tiene alas ¿Qué puedo hacer entonces? "Andar a ras de tierra" me diría quien sabe y conoce mis aturdimientos.
Tal vez el contacto con la tierra caliente la carne dormida, es la tierra quien finalmente me acogerá cuando duerma eternamente, pero ahora... Quizá ahora sea mi modo de volver al presente, al futuro, más allá..., y cortar los hilos que envenenan mi alegría. Sí, sobre ella nace la hierba verde y fresca de la Primavera, el renacer de los mundos y la vida que finalmente nos arrastra a la transmutación. Tal vez al otro lado del invierno esté yo, de nuevo, con la mirada en el horizonte, bajo los estrellas y sobre los recuerdos. También hay paz en éstos, a veces...
El pasado es como el humo, cuando se aleja no escuece a los ojos pero si el viento cambia... Te envuelve y doblega, obligándote a cerrar las ventanas a la vida, sumiendo todo en una oscuridad fugaz pero hiriente, impidiendo ver otras manos que intentan abrir tus cerrojos.
No hay valor en andar hacia atrás, por eso mi alma necesita sus alas para flotar entre las caricias de un viento fresco y favorable que me devuelva la fe. Si eres tú quien la otorga, ¿por qué me devuelves los años?

2 comentarios:

  1. Angustiante y maravilloso, Pepa.
    Hoy me has hecho recordar a Sylvia Plath.
    Puede resultar paradógico encontrar paz y belleza en la angustia. Es lo que tiene el espíritu humano, que es inefable.
    Besos
    Piola

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  2. Hola primor, disculpa mi retraso en subir el comentario pero he tenido mucho trabajo.
    Sylvia Plath me acompañó durante buena parte de mi primera juventud, me ha gustado recordarla porque luego se quedó como dormida en el pasado. A veces, mirar atrás es recomendable para casos como éste. Le dedicaremos una entrada.
    Mientras la angustia sea pasajera es un alivio para el volcán de los sentimientos, pero mejor no quedarse a vivir en ella. Angustias en un día gris que ha consumido su página, mejor así Piola, nos quedamos con la literatura y el sentimiento mejor en reposo.
    Un besazo, muchas gracias.

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